Les presento a ella

Pocos saben que la conocí apenas llegué a Lille en el bus, justo cuando me perdí. Se sentó a mi lado y como el camino se hizo largo nos pusimos a hablar, ella no decía mucho y escuchaba demasiado, incluso mis silencios.

Me acompañó más que nada los primeros días, de aquí para allá. Mis amigos no la conocen porque sería muy extraño eso. Cuando fui a Copenhagen quedamos en ir juntos, pero le dije que tenía un amigo y que no nos íbamos a ver, ella entendió pero igual fuimos y regresamos en los mismos vuelos. La pasamos bien esperando esas 3 o 4 largas horas en el aeropuerto de Bruselas para que nos recoja la flaca de BlaBlaCar.

Ella es quien está ahí cuando no estoy con el celular en la mano, quien a veces duerme a mi lado y quien con su calor me da frío. Quien me acompañaba a hacer mis compras en Carrefour y cargó la olla arrocera. Ella es quien me da un beso en la frente algunas noches y me rasca la cabeza, la que me toma fotos cuando viajo, la que me acompaña a cenar cuando salgo los domingos, quien me cuida cuando estoy enfermo. De suerte nunca pide nada pero está casi siempre ahí, cuando menos la necesito.

Una amiga ecuatoriana, que sabía de ella, me dijo que cuando me sienta bien con ella, todo sería más fácil y pues creo que lo tiene razón.

Ahora último, poco a poco se ha ido alejando, de vez en cuando regresa, no dice mucho pero aparece y todo cambia de color. Creo que es gracias a mis amigos y a la tecnología, ella es celosa y no le gusta que ande en grupo ni con el celular en la mano, porque entonces ya ni la recuerdo.

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